La piel es un órgano vivo, activo y en constante cambio cuya función básica es proteger a nuestro organismo del medio ambiente. No solo ejerce una barrera contra las agresiones externas, también tiene una función termorreguladora, sensoria y emocional.
Sí, la frase “tu piel habla de ti” es literal. Refleja cómo eres, cómo te sientes, si estás feliz o en bajo estado de ánimo, si gozas de buena salud o padeces alguna enfermedad. Es nuestra tarjeta de presentación y un factor clave de belleza.
Después de leer esto, seguro que no te sorprende que te digamos que su cuidado debe basarse en el cuidado íntegro de cada persona, tanto físico como emocional, y que el cuidado físico más básico se inicia con una correcta limpieza e hidratación de la piel, que es el tema que trataremos hoy en este post.
Seguro que te ha pasado alguna vez, te levantas, te miras al espejo y observas tu rostro. Está hinchado, la piel no es suave, percibes más granitos y puntos negros además de ver acentuadas las habituales ojeras y alguna que otra arruga. ¿Qué ocurre? La situación que acabamos de describir refleja síntomas que son signos claros de la deshidratación de nuestra piel, que pierde agua y por lo tanto pierde su capa protectora, lo que hace que se debilite y sea más propensa a las imperfecciones y a las inclemencias externas.¿Te has fijado alguna vez en la tierra agrietada por falta de agua? Seguro que es una imagen que acude a tu cabeza fácilmente y debes tener muy presente que a nosotros nos pasa lo mismo, si perdemos hidratación nuestra piel se seca, aparecen grietas, arrugas, descamación, tirantez y, lógicamente, pierde vitalidad.
Y sí, da igual la época del año (primavera, verano, otoño, invierno), aunque es cierto que puede influir un poco; y sí, da igual tu tipo de piel, sea seca, grasa o mixta, todos los tipos de piel pueden sufrir este problema; y sí, da igual que seas hombre o mujer, todos nos vemos afectados por la pérdida de hidratación; y sí, da igual tu edad, es cierto que con el paso de los años, el porcentaje de agua en la piel va disminuyendo y la capacidad de retenerla se reduce, la piel se reseca más, pierde su elasticidad y es más vulnerable a los agentes externos, pero una piel joven también puede sufrir problemas de deshidratación y si no cuidamos la piel desde una edad temprana, los problemas no harán más que agravarse con el paso de los años.
Pero… ¿Cómo podemos evitar la deshidratación de la piel?
Lo primero que debemos saber es que nuestra piel está compuesta por un porcentaje de agua muy alto que permite que tenga elasticidad, así que el primer consejo, y el más evidente, mantenerse hidratado, es decir, beber agua (seguro que conoces la recomendación de beber un mínimo de 1,5 litros al día), té frío, zumos de frutas, etc.
Este gesto evitará que tu piel se reseque y ayudará a acelerar el proceso de hidratación de tu piel. Pero si este argumento no termina de convencerte, recuerda que beber agua nos aporta otros beneficios como la eliminación de toxinas del cuerpo, la eliminación de bacterias (importantísimo frente a las infecciones de orina), la prevención del estreñimiento, la normalización de presión arterial… En definitiva, considera que beber agua es un “must” no solo para el cuidado de tu piel, es un “must” de tu cuidado integral.
Además de mantener el cuerpo hidratado gracias a la ingesta de líquidos, es muy importante para la salud de la piel llevar una dieta equilibrada y diversa de la que formen parte frutas, verduras, proteínas que provengan de carne blanca y pescados…
Llevar una buena alimentación será una gran alianza de la hidratación y permitirá darle a tu cuerpo el líquido, las vitaminas y sales minerales que se necesitan para estar saludable. Recuerda que los malos hábitos alimenticios como el abuso del alcohol o el tabaco, contribuyen a la formación de radicales libres, que son responsables del deterioro y envejecimiento prematuro de los órganos, y entre ellos, nuestra piel.
Otro consejo importante para evitar problemas de hidratación, aunque aparentemente no se vea la relación, es mantener un buen descanso. El sueño es muy importante para la salud de nuestra piel, está científicamente demostrado que no dormir lo suficiente aumenta el envejecimiento de la piel, disminuye la barrera cutánea y se muestran menos defensas frente a la radiación ultravioleta. Además, como en el caso del agua, dormir lo suficiente te aportará otros beneficios como la mejora de tu memoria y la facilidad para mantener esos kilos de más que te preocupan, a raya.
Otro problema evidente para la piel es la temperatura ambiente y los rayos ultravioletas del sol que también envejecen y deshidratan nuestra piel. En invierno el frío puede hacer que la piel se reseque y en la estación actual, el verano, el sol intensifica su efecto y los rayos solares pueden causar daños severos en la piel.
Además, nuestra dermis, se resiente con el frío y el calor así que ni el ambiente caldeado ni el aire acondicionado al máximo le sientan bien. No podemos evitar que la naturaleza siga su curso ni, en la mayoría de las ocasiones, controlar la temperatura de todos los lugares en los que estamos, así que un buen consejo para evitar la deshidratación de la piel es protegerte del sol, especialmente ahora en verano.
Cada vez que salgas a la calle un día de sol es recomendable que utilices un sobrero o una pamela, son complementos que están de moda y darán el toque perfecto a tu look especialmente en verano. Si, además, lo combinas con una buena crema de protección solar, estarás protegiendo a tu piel de las agresiones que le pueden causar los rayos UVA.
No olvides que el sol incide en nuestra piel todo el año y los rayos ultravioleta están presentes tanto en verano como en invierno así que una buena recomendación para el cuidado de tu piel es utilizar protección solar durante todo el año cuando realices actividades al aire libre.
Es importante recordar también que nuestra piel está preparada naturalmente para combatir las infecciones y el estrés ambiental y que gran parte de esta capacidad de protección depende de su pH. El pH de la piel va cambiando con la edad, y con los años se vuelve más alcalina y queda más expuesta a diferentes trastornos, de ahí que el cuidado del pH de nuestra piel sea importante y diferente según la edad.
Por ese motivo, a la hora de elegir los cosméticos de hidratación y limpieza que utilizas cada día, ten en cuenta tanto el pH de los productos como el de tu piel. Te aconsejamos utilizar productos que respeten el pH de tu piel. Lavar la piel con jabones o detergentes puede causar la pérdida de manto ácido así que lo adecuado es que utilices productos para el cuidado de la piel que tengan un pH entre 4.5 – 6.
Pero, como ya hemos mencionado, aunque te hayamos hablado de los consejos generales, cada persona y cada tipo de piel son diferentes, es muy importante que conozcas tu piel para cuidarla de la manera adecuada.
Normalmente el cuidado diario no es suficiente y nuestra recomendación no es solo acudir a un profesional de estética para tratar un problema cuando éste ya ha surgido si no que es recomendable aplicar tratamientos de prevención si, independientemente de la edad, nuestra piel se muestra apagada y sin suficiente hidratación.
En Estética XXI disponemos de tratamientos de faciales y diferentes terapias para la piel para que, además de mantener tu piel limpia, hidratada y luminosa, estimules la formación de colágeno y elastina que te permitirán también atenuar las arrugas, retrasar el envejecimiento, reducir las manchas de la piel y estimular la renovación epitelial.
